TV Padres I Energía para tu Día; las Peras, los Niños y el Desayuno

Por: Cecilia García Schinkel, Nutrióloga

Los niños sí que gastan energía. En primer lugar su metabolismo es más activo: su corazón late un poco más rápido, su respiración es un poco más acelerada y todas sus funciones y sistemas son más intensos que en el cuerpo adulto. Además están en constante movimiento, no paran: juegan, corren y brincan; y aún cuando están aparentemente sentados y tranquilos mueven los pies, las manos, la lengua o los ojos todo el tiempo.

El trabajo que los niños realizan a nivel intelectual es también muy importante. En los primeros 6 años de vida, por ejemplo, se desarrollan funciones y se adquieren conocimientos fundamentales que son esenciales para toda la existencia. Aprendemos a nombrar cosas, a amarrarnos los zapatos, a hablar, sumar y restar, las letras, los sonidos, a expresar los sentimientos, a construir memorias y un sinfín de cosas más. El cerebro está construyendo en esta etapa otras habilidades que no son evidentes de momento pero se vuelven importantes de adulto como la capacidad de retención o memoria y la capacidad de aspiración o de generar proyectos y metas a mediano plazo. Y ya en la etapa escolar, ni hablar: los niños pasan al menos cinco horas de trabajo intelectual intenso todos los días, durante 200 días al año, para ser precisos. Sumándole la clase de deporte, las actividades extraescolares, los juegos en equipo o solitarios y las horas pasadas frente a una computadora se vuelven jornadas intensas, de trabajo físico e intelectual demandante.

Todo este trabajo metabólico, físico y mental simultáneo en un cuerpo tan pequeño, acompañado del crecimiento natural de la etapa, requiere de mucha energía. Y la energía para llevarlo a cabo proviene de los alimentos. Tanto las grasas como los hidratos de carbono son fuentes de energía para el cuerpo y sus sistemas. Las primeras aportan 9Kcal por cada gramo, lo que las hace muy concentradas o densas en energía. Mientras tanto, los hidratos de carbono aportan, independientemente del alimento que los contenga, 4Kcal por gramo.

Para el cuerpo es más fácil aprovechar la energía de los hidratos de carbono pues la puede extraer más fácilmente a través de la digestión. Los prefiere por encima de las grasas, que aunque brindan más energía, son más difíciles de romper y utilizar. Además la energía contenida en los azucares, hidratos de carbono sencillos, se puede liberar sin producir residuos. El cuerpo rompe las moléculas de hidratos de carbono por completo, liberando su energía y desechando solo dióxido de carbono a través de la respiración y agua en la orina. ¡Un proceso ideal!

Los alimentos que contienen hidratos de carbono incluyen a las verduras, los cereales o semillas gramíneas y sus subproductos como panes, tortillas o pastas, los postres, bebidas azucaradas y las frutas. Destacan de entre todos éstos las frutas, pues no solo contienen cantidades importantes de fructosa, sacarosa y glucosa (todos hidratos de carbono naturales.

 

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