¿Por Qué los Felinos no Saboreamos el Dulce?

Soy el doctor Logan, un gato científico; estudié medicina en la universidad Gatuna. Mi especialidad es genética Felina y quiero informarles el último descubrimiento que hicimos unos colegas y yo.

Algo que nos hemos preguntado los felinos por muchas generaciones, es por qué no podemos comer dulces. El león dice que le pueden provocar caries; el tigre, porque no le gusta que se le peguen en los dientes; los jaguares dicen que no les gustan. Sin embargo la verdad es otra y como todo en la vida tiene una explicación, aquí está la nuestra.

Desde hace un año iniciamos el estudio, recogimos muestras de ADN (ácido desoxirribonucleico) en seis de nosotros y analizamos la secuencia en los dos genes  que regulan el receptor del dulce en las papilas gustativas. En otros animales, los receptores están formados por proteínas diferentes que al combinarse en la superficie de la célula, envían una señal nerviosa al cerebro indicando que han detectado el azúcar.

Pero en nosotros los felinos, uno de esos genes, conocido como Tas1r2, tiene un defecto que impide la formación de una de las proteínas necesarias para completar el receptor y como consecuencia nuestras papilas gustativas no pueden detectar efectivamente los compuestos azucarados. Sin embargo, sí podemos asimilar estos compuestos.

Al parecer esta mutación (alteración en la información genética) se produjo en uno de nuestros antepasados, en una etapa evolutiva. Por esto nosotros los felinos cubrimos nuestras necesidades calóricas con los animales que cazamos, con las croquetas o con el alimento enlatado que los humanos nos ofrecen.

Pero aún nos queda una interrogante, qué fue primero: si nos convertimos en carnívoros por no saborear el dulce (es nuestra mejor teoría) o fue nuestra conducta carnívora la que nos generó la mutación para adaptarnos al medio y tomar el lugar de cazadores en la cadena alimenticia.

Esta investigación nos trajo un premio importante y aunque nos acostumbramos a existir sin ese tipo de dulces, definitivamente con  lo que no podríamos vivir sería con la falta de dulzura que hay en sus corazones. Por eso les pido que le enseñen a las nuevas generaciones a no mutar los genes del respeto, el cariño y la dulzura para con todos los animales.

¡Me despido con un maullido y hasta la próxima!

M.V.Z. Ibeth M. Gaitán Tolosa

para mas información de Pet Food  Institute

www.petfoodinstitute.org

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