Los siete sentidos y su importancia

Todos conocemos el sentido de la vista, del tacto, del olfato, del oído y del gusto, pero, ¿y el sentido propioceptivo y el vestibular?

¿De qué se tratan?

El sistema propioceptivo nos informa sobre la posición de nuestro cuerpo, es decir, si el niño coloca sus brazos por detrás de la espalda y cierra las manos, no hace falta que se vea para saber cómo tiene colocadas las manos. Sabemos la posición de nuestro cuerpo gracias a la información que mandan las articulaciones y los músculos al cerebro.
El sistema vestibular es el encargado de recibir los estímulos que provocan los movimientos de la cabeza y la fuerza de la gravedad. Es decir, nos da información sobre el movimiento, nos ayuda a realizar actividades de una manera coordinada, a mantener el equilibrio y a ajustar nuestros ojos mientras nos movemos. Gracias a él, sabemos dónde se encuentra nuestro cuerpo en relación al resto de objetos del espacio. En el ejemplo del niño bajando las escaleras, es el sistema vestibular el que se encarga principalmente de que esta acción se realice con éxito.

La integración sensorial es un proceso neurológico por el cual las sensaciones que provienen de nuestro entorno y de nuestro cuerpo son organizada e interpretadas para su uso. Se utiliza una nueva  técnica llama Integración Sensorial que su propósito principales que a través de una serie de actividades que tiene que ver con el movimiento y el juego, lograr un adecuado desarrollo neurológico en el  niño que  le permitirá afrontar con más garantías los retos de su aprendizaje futuro. La moderna neurociencia ha demostrado que el cerebro se organiza a través del movimiento y la estimulación. Una buena organización cerebral es clave para el éxito  los aprendizajes que el niño deberá realizar en su desarrollo escolar.

Para la mayoría de los niños se desarrolla de forma natural a lo largo de su infancia a través de las múltiples actividades y estímulos que reciben. Sin embargo para algunos niños este proceso no se desarrolla de forma adecuada como debería. Hay un 15% de los niños que presentan lo que llamamos un desorden en el procesamiento sensorial y eso impide que su cerebro pueda nutrirse correctamente de los estímulos sensoriales.

Seguramente todos hemos visto o conocemos un niño que siempre está en movimiento, o que a menudo se cae al suelo, niños que siempre están oliendo o tocando los objetos y las personas, otro niño que se muestra muy lento o pasivo, otro que se muestra muy irritable ante los cambios, que se altera mucho con los estímulos del entorno, un niño que tiene mucho miedos, un niño que no le gusta que o toquen ni tolera ensuciarse, un niño que no es consciente del peligro ni del dolor.

¿Qué hago si mi hijo presenta uno de estos signos?

Primero que nada es necesario saber que este es un problema es un problema relacionado con un mal funcionamiento neurológico pero no es lo mismo que una lesión neurológica. El cerebro simplemente no sabe trabajar de forma funcional porque no tiene las  habilidades necesarias para integrar la información sensorial. Al estar recibiendo constantemente estímulos de nuestro entorno debemos aprender a interpretarlo de forma correcta para integrarlo a nivel neurológico y alcanzar los niveles de desarrollo óptimos.

Por lo tanto si tú tienes alguna duda de que tu hijo presente un desorden en el procesamiento sensorial:

Acude con una terapeuta ocupación que es el especialista en integración sensorial para que realice una valoración que es estandarizada y logre tener un diagnóstico adecuado.

Posterior a esto se realiza un plan de tratamiento terapéutico basado en actividades lúdicas que le ayudaran al niño a mejorar el procesamiento sensorial.

Se realiza también un seguimiento para dar recomendaciones a los padres de familia y a la escuela donde acuda el niño para así lograr un óptimo resultado del trabajo en equipo.

Tania López  Ramírez

Licenciada en terapia ocupacional .

Especialista en  terapia infantil.

Correo: intitutocea8@gmail.com
Cel: 5539772353

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