La papa, una aliada para el desarrollo cognitivo por su elevado contenido de vitamina C y de vitaminas del complejo B

Esther Schiffman Selechnik

Nutrióloga y especialista en obesidad y comorbilidades

 

Todos queremos vivir muchos años, pero nadie quiere llegar a la tercera edad con problemas cognitivos sin disfrutar al 100% de esa etapa. La realidad actual es que la demencia, el Alzheimer y otros problemas cognitivos siguen siendo muy prevalentes, continúan incrementándose y se estima que para el 2040 más de 80 millones de personas en todo el mundo estarán afectados por este terrible deterioro. Al parecer, el riesgo del deterioro cognitivo se incrementa cuando en nuestro organismo se eleva una sustancia llamada homocisteína y se ha encontrado que la deficiencia de algunas vitaminas del complejo B y de antioxidantes potentes resultan en su incremento y, por ende, en el aceleramiento del deterioro cognitivo a mediano y a largo plazo. La papa (Solanum tuberosum L) es un tubérculo que no sólo nos brinda carbohidratos y por tanto energía, como la mayoría de la gente piensa, sino que es rica en otros componentes benéficos para la salud, como la vitamina C, fibra y vitaminas del complejo B, por lo que podría ser una estrategia económica, práctica y deliciosa para disminuir el riesgo de deterioro cognitivo y sus distintas complicaciones.

 

La vitamina C o ácido ascórbico es la que se encuentra en mayores concentraciones en este tubérculo y se ha observado que con sólo consumir 200g de papa cocida se obtiene el 47% de la recomendación diaria de este rey de los antioxidantes. En las papas frescas se observan las mayores concentraciones de esta vitamina cuando se cosechan justo antes de que la planta muera y esto resulta relevante porque el control de calidad en el manejo de las papas resulta fundamental para que estas cifras sean las que realmente obtenemos al consumirlas. La buena noticia es que existen productos de papa, como las hojuelas de papa deshidratada y las papas congeladas que lo garantizan ya que cumplen dichos procesos de calidad durante la cosecha y durante todo el manejo; y al ser procesadas inmediatamente después de ser cosechadas, logran mantener sus nutrimentos prácticamente intactos.

 

Entre las vitaminas del complejo B que encontramos en la papa está la vitamina B1 o tiamina, cuya concentración va desde 0.03 a 0.2 mg en 100 g de papa y se ha observado que desde aquellas con 0.08mg por 100g contribuyen ya con más del 10% de los requerimientos diarios de esta vitamina tan necesaria para los procesos nerviosos y cognitivos del organismo. Ello significa que al consumir una papa mediana (148g aproximadamente) estamos recibiendo una dosis bastante elevada de esta gran vitamina.

 

La vitamina B2 o riboflavina es otra vitamina del complejo B presente en la papa y es esencial para el metabolismo, es decir, para lograr que las reacciones y funciones de nuestros órganos y células se lleven a cabo correctamente. La papa contiene de 0.01 a 0.07 mg de riboflavina por cada 100g de papa y con ello es suficiente para obtener sus grandes beneficios a la salud, que también se obtienen de las hojuelas de papa deshidratada y de las papas congeladas.

 

Lo mejor de todo es que todas las variedades de papa son nutritivas, y aunque el tipo como la cantidad de nutrientes pueden variar ligeramente dependiendo la variedad, las diferencias son mínimas. Una variedad de papa llamada Russet contiene poderosos antioxidantes como las antocianinas, que junto con la vitamina C, brindan una gran protección a las células, incluidas las del sistema nervioso. Te encantará saber que esta papa Russet es justo la variedad de papa que se emplea para hacer hojuelas de papa deshidratada y papas congeladas7, por lo que, al consumirlas estarás ayudando a mantener la salud de tu sistema nervioso y a disminuir el riesgo de su tan temido deterioro.

 

Así es que no olvides que, al consumir papas frescas o alguno de sus prácticos productos para nuestra vida tan acelerada, estamos brindando éstos y otros nutrimentos que protegerán a nuestras células del daño por radicales libres, disminuirán su inflamación y las concentraciones de homocisteína y mantendrán nuestro sistema nervioso sano y fuerte.

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