Ixtli: un observatorio de realidad virtual

Arrellanados en sus butacas neumáticas, Lenina y el Salvaje, olían y escuchaban. Hasta que llegó el momento de ver y palpar también. Las luces se apagaron; y en las tinieblas surgieron unas letras llameantes, sólidas, que parecían flotar en el aire…

Aldous Huxley, Un mundo feliz

Imagínate por un momento que eres un investigador y estás desarrollando una vacuna contra un virus que has observado con uno de los instrumentos de laboratorio más modernos conocidos hasta ahora, el microscopio electrónico. También has realizado varios experimentos para entender cómo reacciona el virus ante la vacuna. Pero ahora está a tu disposición el equipo de visualización más potente que hay en el mundo, y gracias a él te encuentras, de pronto, “nadando” alrededor del virus. Te agachas y lo ves por uno de sus lados, o buceas entre sus cadenas de ADN para observar cómo interactúa con la vacuna.
O bien, podrías ser un arqueólogo interesado en reconstruir la ciudad de Tenochtitlan en su época de esplendor. Reúnes mapas y fotografías, y reconstruyes digitalmente lo que existe de ella actualmente; diseñas lo que, según las fuentes consultadas, se ha destruido. Después logras un verdadero viaje en el tiempo: estás en la cima del gran teocalli contemplando el magnífico espectáculo de esta civilización lacustre, te introduces en los aposentos sagrados de los mexicas, desciendes por escalinatas, te deleitas con el canto de las aves y el teponaxtle…

Sensorama más allá del placer

Todo esto parece ser parte de la novela futurista de Aldous Huxley, Un mundo feliz, pero no lo es. Ahora esta posibilidad es real y está al alcance de investigadores y profesores de la UNAM.
Se trata de un nuevo y revolucionario concepto: el observatorio de visualización, que cuenta con la tecnología más avanzada para generar imágenes en tres dimensiones por computadora; una herramienta de trabajo al servicio de la investigación, la docencia y la cultura. Su nombre es Ixtli, que en náhuatl significa “rostro” y, por extensión, “ojo”: un ojo que permite observar imágenes de objetos y espacios en tercera dimensión e interactuar con ellos.
Hablamos de imágenes que son generadas continuamente por computadora, en tiempo real, de acuerdo con los movimientos y trayectorias que el investigador o docente realiza en determinado momento desde la mesa de trabajo ubicada en la sala, inmerso en un mundo que responde a sus movimientos, o a los del operador que se encuentra en la cabina de mando. Este mundo virtual es tridimensional, dinámico y cambiante, y resulta ideal para los procesos de enseñanza-aprendizaje (¿te imaginas una clase de este tipo?) o para quienes trabajan en la investigación.
La reciente puesta en funcionamiento de Ixtli, el Observatorio de Visualización, abre numerosos horizontes en la investigación. Es una combinación de laboratorio y auditorio instalado en la Dirección General de Servicios de Cómputo Académico. Gracias a él, la UNAM posee ya una de las herramientas más poderosas y avanzadas para visualizar algunos de los fenómenos que atañen a la ciencia y contribuir así con tareas docentes y de investigación, porque permite explorar y experimentar en campos y situaciones poco accesibles, que de otro modo estarían vedadas o cuyo análisis resulta mucho más complicado por otros métodos.
 
Con el Ixtli se pueden construir imágenes tridimensionales para simular cualquiera de las situaciones que interesen al investigador o al docente, y que antes eran territorio casi exclusivo de la imaginación.

Historia del ojo de la ciencia

Muchos de los avances de la ciencia y la tecnología se han producido con la ayuda de herramientas de investigación, entre las que destacan formas novedosas de observar un objeto de estudio desarrolladas a lo largo de la historia. Hemos inventado cada vez mejores instrumentos para hacer observable el universo microscópico y conocerlo más a fondo. Nos las hemos ingeniado además para ver la parte interna de los seres y las cosas con los rayos X o la tomografía, y para crear representaciones visuales de entes abstractos y de objetos que no existen en la actualidad en el mundo material, como los modelos matemáticos o los edificios por construir.
El ojo de la ciencia ha logrado también acercarse al universo macroscópico para escudriñar fenómenos naturales, como las nubes o las galaxias, mediante imágenes satelitales y telescopios cada vez más potentes. Pero no habíamos desarrollado recursos de visualización para explorar lo que es invisible al ojo humano como si estuviéramos dentro, o para “ sumergirnos” en las nubes o en la cauda de un cometa.
Sólo podíamos imaginarlo o elaborar representaciones muy simples.¿Cómo estudiarlos más de cerca o desde adentro, cómo manejarlos, reconstruirlos y preservarlos? Quienes conozcan a Ixtli se darán cuenta que responde a estas interrogantes, ya que la tecnología de inmersión visual interactiva de este sistema es capaz de crear imágenes para investigar fenómenos que de otra forma serían imposibles de ver o con los que no podemos experimentar. Será, además, un instrumento de incalculable valor en un sinfín de proyectos artísticos, arquitectónicos y de ingeniería, así como para los relacionados con las matemáticas y las ciencias exactas.
 

La tecnología detrás del futuro

Ixtli es una sala de alta tecnología diseñada para visualizar y simular objetos y fenómenos complejos en tercera dimensión, con los cuales se puede interactuar mediante un sistema de realidad virtual inmersiva. Su cerebro es una computadora gráfica SGI Onyx que genera un mínimo de 90 imágenes por segundo, cada una con más de tres millones de pixeles, para que los objetos se muevan a la velocidad que necesita el investigador.
Las imágenes se envían a través de tres proyectores de alta resolución, cada uno de los cuales despliega una sección de la imagen para cubrir toda la pantalla, asegurando así la continuidad entre los tres proyectores, de modo que los movimientos puedan ser completamente realistas.
El efecto de inmersión en la realidad virtual, que contribuye a aumentar la sensación de profundidad característica del mundo real, se consigue mediante varios recursos: una amplia pantalla curva (8.90 metros de largo x 2.55 metros de altura) de la que sale toda la luz que llega a los ojos; un avanzado sistema de sonido ambiental circundante; y lentes especiales, sincronizados al cerebro del Ixtli, que el espectador se coloca para que le produzcan el efecto de estereoscopía. Con este efecto, cada ojo recibe una imagen diferente, correspondiente a su ángulo de visión, y el espectador tiene la sensación de percibir una sola imagen en relieve.

Acceso al Ixtli

La UNAM emitió una convocatoria para invitar a sus investigadores y profesores a incorporar la realidad virtual a su actividad, a la cual muchos ya han respondido, y ofrece a los proyectos seleccionados un financiamiento que facilitará su desarrollo. Para mayor información se puede visitar la página electrónica de Ixtli: www.ixtli. unam.mx
Guillermo Bermúdez

Encuentra el articulo completo en: www.comoves.unam.mx

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