El impacto neurobiológico del cuidado a los niños

Hablemos del impacto que tiene la conducta cariñosa del adulto con los niños y del impacto que tiene el no tenerla. Pareciera que no se tratara de algo tan significativo, sin embargo en una gran medida lo es.

Recientemente en trabajos publicados por Joan L. Luby, investigadora del Departamento de Psiquiatría de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en San Louis, se ha revelado que el cuidado materno en la primera infancia está directamente relacionado con el tamaño del hipocampo en la edad escolar, esa edad interesante en la cual nuestros pequeños tienen el primer contacto con el sistema académico y alimentan su aprendizaje.

El hipocampo es una estructura cerebral que está involucrada directamente con el registro de memoria, aprendizaje y es clave para la modulación del estrés. Este conocimiento es un parteaguas para comprender como la relación con la madre y el apoyo que esta otorga en la primera infancia de manera sostenida, puede ser un condicionante para el resto de la vida.

Bien, conociendo este dato, hablemos del aprendizaje y la memoria. Se trata de dos procesos de la cognición que nos han permitido en términos evolutivos, persistir como especie (gracias a ellos nos hemos adaptado casi a cualquier medio ambiente y luego lo hemos adaptado a favor de nuestra supervivencia). La memoria, específicamente la declarativa (aquella que evocamos voluntariamente, por ejemplo, es cuando acudimos a un estante a buscar intencionadamente un libro en el cual sabemos que está el contenido que no recordamos pero que queremos recordar porque algún día lo escribimos en esas páginas), es posible en nuestro ejercicio de pensamiento gracias al hipocampo; poseemos uno en cada hemisferio cerebral y a la luz de la tecnología, no solo descubrimos que la neurogénesis existe (producción de nuevas neuronas, es decir neuronas con las que no nacimos, pero que se diferenciaron a partir de células como los neuroblastos), sino que también descubrimos que uno de los pocos lugares donde se producen estas neuronas nuevas, es el hipocampo.

La importancia del hipocampo no se termina con esto, cada vez adquiere más relevancia. Siga conmigo….

Resulta que el aprendizaje y memoria declarativa, entonces dependen de la configuración del hipocampo y de la función en esa configuración. En esa función tenemos a la plasticidad, que es la función emergente para adaptarnos constantemente y aprender. Esta función es posible gracias a la plasticidad estructural de las neuronas que en todo momento varía e incrementa la relación y cantidad de comunicación interneuronal para el establecimiento de redes, redes de neuronas, circuitos de ida y venida, circuitos entre los cuales se entreteje el aprendizaje. A su vez el aprendizaje modifica la plasticidad y entre mayor cantidad de aprendizaje se permita, más plasticidad se inducirá, pero empezamos de un punto de origen, la configuración inicial del hipocampo y los fenómenos involucrados en esta configuración.

Y como padres, ¿de qué nos sirve saber todo esto? Con estos saberes, tenemos la evidencia necesaria y suficiente, para que conscientemente, mediante la crianza materna y el apoyo que ésta recibe de la crianza paterna, se induzca un devenir abundante de nuestros pequeños, no solo en el futuro ámbito académico, cualquiera que este sea, sino en su vida en general. ¿En qué aspecto de nuestras vidas está ausente la memoria y el aprendizaje? “De la cuna a la tumba, una escuela” citando a Facundo Cabral.

Por esto, te invitamos al involucramiento de diversas formas con tu pequeño, en donde estimules el aprendizaje y memoria con experiencias gratas, ya que son las que recordará, ejemplos hay muchos, puede ser que hagas de un paseo en el parque un maravilloso recuerdo, si conoces cosas, plantas o animales, platícale de eso, muéstrale lo hermoso que es el mundo y está al alcance de sus manos. Si no conoces cosas que te pregunte, has un tiempo breve para investigarlo juntos, aprendan juntos, recuerda que eres tú quien puede dirigir esa información para crear un ambiente enriquecido, que tu pequeño recordará. Si tu agenda complica esas actividades puedes de forma periódica, en la medida que puedas, acompañalo a sus clases extracurriculares, antes de que ocurran o después y pídele que te enseñe lo que ha aprendido, muéstrate interesado en sus actividades y cuando seas el alumno, permítete ser corregido por tu pequeño o pregúntale para saber más, sigue sus explicaciones y observa, esos momentos favorecen el desarrollo cognitivo de tu hijo, también son los hijos, fuente de aprendizaje.

Ever Daniel Ferreira Garcidueñas.

Médico Cirujano con Posgrado en Ciencias Biológicas, por la UNAM.

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