
El impacto de la tecnología en el uso de los juguetes tradicionales
Hace unos días me encontraba en el trabajo cuando una niña se acercó y me preguntó “¿Qué es esto?” Mientras sujetaba un yoyo. He de confesar que la pregunta me alarmó un poco sin embargo generó en mí una gran reflexión.
Me atrevo a decir que la mayoría de nosotros recibimos algún juguete de estos durante la navidad o por nuestro cumpleaños ¿Quién no jugó con un yoyo, un trompo, un carrito de madera o una muñeca?
Les dábamos nombre, los llevábamos a cualquier lugar, era motivo de reunión con vecinos y amigos ¡Se les quería como si tuvieran vida propia!
Pero, ¿Qué es lo que pasa en la actualidad? Constantemente encuentro a personas que afirman que los niños vienen con un “chip integrado”, pues su habilidad para el manejo de tabletas, Smartphones y cualquier otro tipo de tecnología es indiscutible. Pareciera entonces que los niños son los responsables de este cambio.
Es cierto que la publicidad bombardea a la población para que adquieran este tipo productos, sin embargo el contexto en el que nos desarrollamos también impulsa a que los niños posean este tipo de artefactos. El acelerado ritmo de vida, la falta de límites entre el espacio de trabajo y el personal, las largas jornadas laborales, los pequeños espacios que fungen como viviendas, entre otros elementos contribuyen a la propagación de la tecnología.
Toma algunos minutos para responder estas preguntas:
– ¿Alguna vez has prestado un Smartphone o Tablet a tu pequeño para que se tranquilice?
– ¿Cuánto tiempo inviertes en tus dispositivos? De ese tiempo, ¿Cuánto es el que verdaderamente realizas alguna actividad indispensable en tu dispositivo?
-¿Cuánto tiempo dedicas para jugar con tus hijos?
Los dispositivos se han vuelto una alternativa para tranquilizar a los niños, mantenerlos quietos y entretenidos pero, por qué no buscar más opciones.
Es probable que en muchos lugares se crea que los juguetes artesanales como el yoyo o el trompo son obsoletos, pero siguiendo con el ejemplo que puse al inicio acerca de la niña y el yoyo, una vez que le expliqué qué era y cómo se jugaba con él, su cara se llenó de curiosidad y comenzó a lanzarlo una y otra vez, mientras sus compañeros la observaban y pedían un turno para jugar con el “nuevo” juguete.
Considerando lo anterior, me atrevo a preguntar si los juguetes clásicos han perdido demanda porque no son del gusto de los niños o porque no los conocen.
Es importante recordar que los juguetes no sólo proporcionan diversión, también fungen un importante papel para el desarrollo físico y psíquico del niño ya que mejoran la atención, la psicomotricidad fina y gruesa, la agudeza visual, entre otros.
Un mismo juguete puede utilizarse en diferentes etapas del desarrollo del niño, haciendo cada vez un juego más elaborado y continuando su estimulación.
Con ello no incito a abandonar los dispositivos electrónicos, pues es cierto que han beneficiado de gran manera a distintas poblaciones, incluyendo a los niños, además en la actualidad difícilmente podríamos sobrevivir sin poseer alguno de estos artefactos; más bien hago una invitación a equilibrar el tiempo de uso de dichos dispositivos y a pasar tiempo con tus niños, a jugar con ellos y a enseñarles algunos de los juguetes tradicionales que son parte de nuestra cultura.
Ellos te dirán si les gusta o no, no pienses que por ser un juguete sencillo no tiene encanto, recuerda que por algo ha permanecido de generación en generación.
Lic. Melissa Barrios Gutiérrez
Psicóloga
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