Deporte y Nutrición

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Psic. Rosa del Castillo del Valle.

Proyecto Andares

Hacer deporte y alimentarnos son actividades que realizamos cotidianamente. Hasta hace poco tiempo, se empezó a hablar de ambas de manera conjunta. Se pensaba que sólo los deportistas de alto rendimiento o los profesionales tenían que ocuparse de su alimentación. El resto de las personas, que practicaba o no algún deporte, no se preocupaba por ésta. Sin embargo, hoy día la importancia que se le da a la alimentación ha tomado un lugar diferente en los hogares mexicanos.

En primer lugar, debemos tener presente que no es lo mismo comer que alimentarse. Lo primero se refiere, concretamente, al proceso físico de llevar el alimento a la boca, masticarlo y pasarlo al estómago. Por otro lado, alimentar implica consumir alimento nutritivo que proporciona al organismo la materia y la energía que el cuerpo necesita para mantenerse con vida y funcionar adecuadamente.

Una vez aclarada esta diferencia, será importante que en casa cuidemos nuestra alimentación y dejemos de lado los mitos como el pensar que un niño “gordito” es saludable pues “está macizo” y tiene las mejillas sonrojadas. Las estadísticas más recientes nos dicen que en la actualidad, México ocupa, a nivel mundial, el primer lugar en obesidad. Esto deriva en gran medida del descuido de alimentarnos sanamente. Por indiferencia, o a veces comodidad, dejamos que nuestros niños ingieran comida “chatarra” y que tomen refrescos (recientemente se ha insistido en el alto contenido de azúcar que éstos contienen).

Si queremos, como sociedad, ser verdaderamente sanos, debemos conjuntar dos aspectos básicos para una buena salud: ejercicio y alimentación. Cabe aclarar que hacer ejercicio no implica comprar un costoso equipo de aparatos, ropa, zapatos, etc. Hay disciplinas deportivas que se pueden realizar con una inversión muy baja, como es el caso de caminar, sí, caminar, para muchas personas que no disponen del tiempo o de los recursos para asistir a un gimnasio, a una club deportivo, a una alberca, etc. Caminar de forma sistemática y vigorosa (dependiendo de las condiciones físicas de cada persona) es un excelente ejercicio. En vez de usar el auto para ir a la tienda, por los niños a la escuela, a la iglesia, al cine; a lugares que muchas veces nos quedan a pocas calles de casa o de la oficina, caminemos en vez de buscar el lugar más cercano a nuestro destino en un estacionamiento, usemos el más distante. Existen cientos de opciones de actividades cotidianas que podemos cumplir caminando. Al paso de unas cuantas semanas notaremos la diferencia en nuestro cuerpo y vamos a querer caminar con más frecuencia.

Actualmente, en las grandes ciudades, como la nuestra, se está invirtiendo en infraestructura para transitar de forma segura en bicicleta. Ésta es otra excelente opción para dejar el auto en casa y ejercitarnos al tiempo que nos trasladamos a realizar nuestras actividades cotidianas.

Ahora bien, si contamos con la posibilidad de asistir a un gimnasio u otro sitio para hacer ejercicio, pongámoslo en práctica. Al paso de los días  nos sentiremos bien. Nuestro cuerpo empezará a perder ese peso que tiene de más, nuestro carácter cambiará (ya que el ejercicio nos permite relajarnos), y al vernos y sentirnos mejor, nuestras relaciones interpersonales mejorarán también.

Los expertos recomiendan, en la medida de lo posible, el ejercicio en pareja o en familia. Esto dará paso a una mejor relación ya sea con la pareja o bien entre padres e hijos y se disfrutará aún más la actividad física. Considerando el ritmo de vida tan agitado que se vive cotidianamente y en el cual pocas veces nos damos tiempo para convivir, hacer ejercicio nos unirá más. Basta con ejercitarnos solo 30 minutos diariamente o cada tercer día para volverlo parte de una rutina familiar.

Cuando vemos que nuestro cuerpo empieza a mejorar con el ejercicio, valoramos también la importancia de una buena alimentación. Si incluimos en nuestra nutrición una mayor cantidad de frutas y verduras, así como cereales (de preferencia integrales) y agua, en lugar de refresco, en nuestra dieta diaria; nuestro sistema digestivo tendrá un mejor funcionamiento. El sistema circulatorio se beneficiará al tener menores índices de grasa que obstaculicen el paso regular de la sangre por las arterias y se oxigenará mejor. Se disminuirá el riesgo de infartos, embolias, derrames cerebrales…

Algunos investigadores afirman que actividades físicas, como correr, reducen el riesgo de desarrollar cáncer de mama. Así pues, cambiemos algunos malos hábitos que hemos heredado de generación en generación y con cambios sencillos lograremos grandes beneficios para nuestra salud y la de nuestra familia.

Web: www.proyectoandares.org.mx

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