Conmigo

“Un ganso blanco no necesita bañarse para ser blanco.

Tampoco tú necesitas hacer nada sino ser tú mismo”

Lao Tse

¿Cuándo fue la última vez que lloraste de alegría?

¿Cuándo fue la última vez que llevaste a cabo un sueño?

¿Cuando fue la última vez que te hallaste sonriendo sin un motivo aparente?

¿Cuándo fue la última vez que te sentiste inmensamente afortunado?

¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo nuevo y quedaste fascinado con el despliegue de tus habilidades?

¿Cuándo fue la última vez que….

¿Cuándo fue la última vez que te sentiste vivo…

La forma más típica de nuestras sociedades es la de estar a expensas de las circunstancias externas, ajenas de ti mismo, permitiendo que te definan sin lograrlo y sólo mostrándote las consecuencias de ello, como lo es: sentirte seco, frágil, enfermo, confuso, asustado, con falta de inspiración, crónicamente irritado, avergonzado, con sentimientos de culpa, bloqueado, incapaz de tomar una decisión, con ansiedad ante la vida, miedo ante experiencias nuevas. Sabes a lo que me refiero, ¿no es así?

Síntomas que se han convertido en uno de los padecimientos más comunes a nivel mundial como lo es la depresión, la fatiga crónica, que conllevan a la apatía extrema, dejando al individuo sin  fuerza alguna ni motivación,  dirigiéndolo hacia un sinsentido generalizado. Síntomas que han ganado terreno, consumiendo el potencial del alma humana.

Las raíces de estas formas que hemos creado en nuestras sociedades están arraigadas en la no relación con nosotros mismos. Nos enseñan a relacionarnos con los demás, a lidiar con las expectativas que depositan en cada uno, nos enseñan a mirar sólo lo que los demás dicen que somos o podemos ser. Nos hacen creer que en algún momento llegará una persona y/o situación que colmará el hueco de amor que no se ha llenado en ningún momento de nuestra experiencia vital, sólo haciendo el hueco más grande toda vez que esto no sucede, garantizando la experiencia de sufrimiento. Y volvemos a tomar el trago amargo del sufrimiento, generando más  demandas de amor que no se llenan. Y no se llenan pues ninguna persona fuera de ti mismo puede llenar cabalmente lo que tu real ser requiere de ti.

En nuestros núcleos familiares ni sociales nos enseñan a reconocernos, a encontrarnos con nuestra propia mirada. A  encontrarnos con la sonrisa propia, con los propios ciclos, con las propias cualidades. Y nos dejan a merced de la demanda externa para reiterarnos que no habrá manera que el hueco de amor sea saciado a menos que… A menos que comiences a entablar una relación contigo mismo.

Entonces, la búsqueda ha concluido, no requieres ir en busca de parámetros externos, medidas ajenas, miradas extrañas, requieres regresar a ti. Ahora tienes la oportunidad de reconocer que tú te perteneces a ti mismo, no a los juicios o expectativas de los demás pero has delegado la oportunidad de hacerte responsable de ti, de cultivarte, de amarte, y lo has dejado en manos de los demás. La experiencia de sufrimiento que esto te ha generado sólo ha sido el mensajero que no has sabido tomar. El sufrimiento ha sido el indicador que marca la pauta para decirte “por aquí no”. Pretender que tu requerimiento de amor sea llenado con otra fuente que no eres tú, arrojará este mismo panorama desolador. ¿Cuántas experiencias más consideras necesarias para aprender?  Reconsidera el rumbo y ve a ti, retorna  a ti, regresa a ti, mírate a ti, vuelve a construir tus sueños y colócalos frente a ti, y toma fuerzas y aliento para construirlos. Las excusas y las culpas son “artificios desgastados”, corroídas por el uso cotidiano que no te ha conducido a donde tú quieres ir.

Y a dónde quieres ir? No hay otro lugar a dónde ir, ese lugar eres tú! Manantial infinito de creación y posibilidad, de sonrisa y alegría propia. Recupera tu candor, tu ánimo, recupera eso que al haber nacido es tuyo, re- conócelo, vuelve a la relación contigo mismo, vuelve a tu amor propio.

Desarrolla una mirada clara de ti, constrúyela con honestidad personal. Asume todo aquello que necesita ser mirado, tomado, acunado, integrado, sanado, amado. Si nunca te has sonreído pero siempre has buscado la sonrisa y aprobación de los demás Si nunca te has mirado pero has buscado el amor y el reconocimiento de otros, ahora busca lo propio. No salgas de casa sin haberte encontrado con tu mirada, con tu sonrisa, con tu real ser, con ese instante de presencia, instante que llena todo vació que desesperadamente has intentado llenar con otro recurso. Al  encontrarte contigo verás que no hay tal vacío, no hay hueco de amor, todo está en ti. Nunca fue un error buscar lo que uno suponía requerir, pero te hicieron creer que estaba afuera, no es así, lo has encontrado, ¡¡está en ti!!.

Céntrate en ti, percibe tus ritmos, tus emociones, la sutileza de tu naturaleza, busca y acoge tus cualidades, tus bondades y también tus sombras. Esfuérzate por dirigirte a ti,  por mirarte a ti, por escucharte a ti, por encontrarte contigo.

Que no sabes ¿cómo hacerlo? Está bien, te recuerdo que no nos han enseñado, sin embargo puedes acudir a Capi, centro de atención psicológica integral que te apoyará para desarrollar esas herramientas de vida; como habitar tu propio cuerpo con certeza, recuperar los ritmos de tu vida, ser consciente de ti mismo  a través de la terapia psicocorporal. Recupera tu real ser a través de tu cuerpo, en el cual encontrarás aplomo, presencia y bienestar, cuerpo que está latiendo por recuperar el pulso de la vida. Solicita una sesión y favorece tu proceso de vivir y no sólo de sobrevivir. ¡Es tiempo ya, vuelve, vuelve a ti!

Clínica de Atención Psicológica Integral CAPI

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