Carlos Pellicer, la poesía y el mar.

Carlos Pellicer fue un poeta mexicano.

Nació en Villa Hermosa, Tabasco, en 1897 y murió en la Ciudad de México en 1977. Él contaba que un día, cuando era niño, sus papás y su hermano mayor lo llevaron a conocer el océano. Cuando estaban
a punto de llegar escuchó un ruido extraño, que iba y venía.

El aire olía diferente. Y, de pronto, apareció el mar.

Aquello que se abría frente a él era infinito. En toda la tarde casi no habló. Después, toda la noche la pasó, entre sueños, frente al mar.

Pensaba en encontrar las palabras, acomodarlas de tal modo que al escucharlas nos hicieran  ver con los oídos algo tan grande y maravilloso como el mar.

Desde entonces, sin saber a dónde iba, siguió el camino de la poesía, en ese camino aprendió no sólo el nombre verdadero de las cosas, sino también a hablar con ellas y esto fue lo que le dijeron.

«Hay una sed  de naranja junto a la  tarde todavía muy alta»

«Hay azules que se caen de morados»

«Que se deje cortar como amapola entre tantas espigas, la palabra»

«Sobre las  gotas del  mar danza el buque cargado de estrellas»

¡Ay, poesía,  que te vienes a bañar sin saber lo que es el mar!

«El agua de los cántaros sabe a pájaros»

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