¿Has escuchado que tu hijo grita ¡no puedo hacerlo! y comienza a llorar cuando sus esfuerzos no tienen el resultado que esperaba? La tolerancia a la frustración aumenta con la madurez, a medida que crecen los niños van aprendiendo a enfrentarse a los problemas. Sin embargo algunos niños tienden a desanimarse rápido y no perseverar.
Si tu hijo se agobia frecuentemente, ayúdalo a sobrellevar esta situación, detectando las causas y practicando nuevas formas de reaccionar ante ellas.
Responder cómo padre o madre estas preguntas te ayudarán a identificar la causa del problema.
- ¿Está tu hijo demasiado cansado? asegúrate que descanse lo suficiente, ya que todo se ve más difícil cuando no tienes la energía necesaria.
- ¿Tiene un horario demasiado ocupado? revisa las actividades programadas diariamente para tu hijo, quizás sienta mucha responsabilidad.
- ¿Tu hijo es perfeccionista? algunos niños se fijan metas muy altas que les genera mucha presión. Otros, tienen miedo de pedir ayuda para alcanzarlas.
- ¿Se encuentra bajo mucha presión para triunfar? algún familiar, maestro o entrenador le está exigiendo demasiado. Presta atención a los mensajes no verbales que le haces y hacen llegar a tu hijo quienes lo rodean.
Tu objetivo como padre o madre es lograr que el niño se sienta bien consigo mismo y al mismo tiempo se de cuenta que si intenta las cosas con ganas, recibirá una recompensa. Asegúrate de alentarlo para que tenga confianza en sí mismo y pueda intentarlo varias veces si es necesario hasta que logre su objetivo.
Puedes enseñarle:
- Técnicas de relajación
- Enseñarle palabras positivas para auto animarse
- A pedir ayuda cuando lo necesite
Mi consejo es que cuando tu hijo reaccione con frustración ante alguna situación, le muestres una alternativa para realizar la tarea o la actividad para que la pueda lograr. Ya sea ponerle un banco si no alcanza, simplificar las reglas de un juego o aumentar el tiempo para hacer tarea.
Pero ojo, recuerda que si los padres somos algo desesperados, damos portazos, decimos groserías y perdemos la paciencia a la primera en el día a día. Los niños van a tener buenas razones para hacer lo mismo. Sé un buen ejemplo para que tu hijo le haga frente a las presiones con éxito.
Fuente: lalabumapp.com
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